Periódico del Alto Aragón/Elena Jordán.- Juan Carlos García, trabajador indefinido, denuncia discriminación por su etnia.
Tres años en busca de alquiler en Huesca y le es imposible. La ciudad oferta pisos que se ajustan a los requisitos que pide Juan Carlos García, trabajador con contrato indefinido. El problema surge cuando desde las inmobiliarias le informan de que los propietarios no quieren alquilarle el piso por ser gitano. Al principio no fue un hecho tan evidente, pero las dudas sobre si existían razones discriminatorias se fueron disipando cuando el propio personal de las inmobiliarias le explicó el motivo. “Son los intermediarios, no ganan nada denegándome el piso. De hecho, ganan comisión al cerrar al contrato”, expresa el afectado, quien apunta directamente a la discriminación que ejercen los propietarios al conocer su etnia.
En el primer intento, el contrato estaba prácticamente cerrado. “Parece que mi aspecto en un primer momento no les hizo pensar que era gitano. Estaba a punto de firmar, solo quedaba que mi mujer se pasara para conocer el piso”, relata Juan Carlos García. Tras la visita de su cónyuge, la inmobiliaria no respondía a las llamadas, y después de personificarse le anunciaron que daban marcha atrás porque “la propietaria había cambiado de opinión y lo alquilaba a una vecina por caridad humana”. Tras el cambio de planes, asegura que la inmobiliaria le ofreció como alternativa mirar opciones en la zona de Río Guarga, en el barrio de Perpetuo Socorro, porque en el centro, donde estaba interesado Juan Carlos, “no era posible alquilarle”.
En el siguiente intento, se desarrolló un suceso similar en el que acabaron por explicarle claramente que: “No somos nosotros. Son los propietarios que nos dicen que no alquilemos pisos a gitanos”.
Hace cuatro meses fue su último intento. Todo parecía que iba a buen puerto, ambas partes quedaron en firmar un lunes, donde su mujer le esperaba para la recogida de llaves, cuando en el último momento “me empezaron a pedir el contrato de trabajo, se lo di in situ y más tarde me informan de que la propietaria ha decidido no alquilarlo porque busca otro tipo de inquilinos. Tras insistir en buscar una explicación razonable, de nuevo la inmobiliaria confesó que los propietarios habían investigado al “futuro inquilino” y dieron un paso hacia atrás al conocer su etnia.
Una situación “insostenible” que perdura en el tiempo. “Soy una persona normal, tengo un contrato indefinido. No lo entiendo”, afirma desesperado Juan Carlos.
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Por el momento, sigue en búsqueda activa de un alquiler en el centro de Huesca que le permita empadronarse. Después de tres años de intentos, está dispuesto a exponerle la situación al alcalde, porque “no sé qué más hacer. Sólo pido alquilar una casa, pagar el precio por ello y vivir con mi familia”, concluye.