Más de la mitad de los mensajes en redes y medios son de odio: «Hay una normalización cultural del odio y parece coordinado»

10 de diciembre, 2024

SER.- No podemos decir qué fue primero, si las redes sociales o los haters. Son realidades indisociables. Desde que hay redes existen los haters. Pero la percepción generalizada es que estos diseminadores de mensajes hostiles o de odio han colonizado estos espacios digitales, en muchos casos, ante la permisividad de sus propietarios y la lentitud y dificultad de los gobiernos para regularlos.

La UNIR, la Universidad Internacional de la Rioja, acaba de cuantificar la presencia de mensajes de odio en un espacio concreto de las redes, en los comentarios e interacciones a lo que publican en X y en Facebook cinco medios de comunicación y también en las reacciones a las noticias en las webs de esos periódicos. Y hay alguna forma de odio en uno de cada dos mensajes, en más de la mitad.

Políticos, periodistas políticos y mujeres, los más «odiados»

Los investigadores del proyecto Hatemedia han analizado más de 10 millones de respuestas o reacciones a las redes sociales y las webs de El PaísEl MundoAbcLa Vanguardia y 20 Minutos, y han desarrollado tres algoritmos con el objetivo de cuantificar la presencia del odio, medir su intensidad y determinar hacia quién va dirigido.

«El protagonista del odio, por decirlo así, es el odio político. El odio dirigido a políticos o a periodistas que trabajan en el ámbito de la información política», explica Julio Montero, uno de los investigadores principales del estudio. Más de un tercio de los mensajes analizados, el 35%, promueven el odio político y otro 35% se dirigen contra mujeres, extranjeros o personas del colectivo LGTBIQ. El 30% restante corresponden a la categoría de «odio general»: no señalan a un colectivo concreto pero sí contribuyen a generalizar un clima de hostilidad.

El perfil de los haters: usuarios coordinados en los mensajes y los tiempos

El odio en las webs y los perfiles en redes de los medios de comunicación no es espontáneo, según explica Elías Said, otro de los investigadores principales del proyecto. Estos odiadores, además de compartir un mismo perfil -usuarios con pocos seguidores y pocos seguidos- parecen actuar de manera coordinada, según los responsables de Hatemedia. «Hay una coordinación en cuanto a la escritura, cuándo publican, qué publican y a quién mencionan. Y si hay una coordinación imagino que hay unos intereses, sí», cuenta Said. El informe señala, además, que estos usuarios tienden a repetir los mismos mensajes y a citar a las mismas cuentas, con el objetivo de «posicionar narrativas e ideas en la opinión pública».

Un odio «de baja intensidad» que consigue «ser aceptable»

Otra de las cuestiones que los investigadores han tratado de responder es el grado de odio en las redes y las webs de los citados medios, para lo que han establecido cuatro niveles de intensidad, que son, de menor a mayor, los mensajes de odio incívico, mensajes malintencionados y expresiones abusivas, insultos y, por último, amenazas veladas o explícitas. La inmensa mayoría de los 10 millones de mensajes analizados, el 63%, «promueven un clima de hostilidad mediática, de intensidades 1 y 2, contra colectivos vulnerables». Son, según los investigadores, mensajes de odio de «baja intensidad» pero de alto riesgo, porque llevan «a una normalización cultural del odio, a una cultura en la que el odio se acepta», explica el profesor Montero.

Medir el odio en X a tiempo real: el monitor del odio

A partir de los tres algoritmos que los investigadores de UNIR han desarrollado para analizar estos mensajes de odio han creado también un monitor que analiza, de forma automática y diaria, 10.000 comentarios a las cuentas en X y las webs de los periódicos seleccionados para el estudio. Este `Monitor del Odio’, como lo han bautizado, quiere ser, según sus creadores, una herramienta a disposición de los medios de comunicación y las instituciones, para ayudarlas a detectar la diseminación de odio en fases tempranas y para desarrollar estrategias contra este tipo de mensajes. Julio Montero, codirector del proyecto Hatemedia, ha defendido, en este sentido, que es necesaria una respuesta multidisciplinar, desde diferentes frentes, a este odio que ocupa, de forma aparentemente coordinada, la mitad del espacio digital de los medios españoles. También las empresas mediáticas pueden poner de su parte, en opinión de Montero -aunque los investigadores comparten que no hay una solución sencilla para este problema-, analizando, por ejemplo, con qué enfoques pueden presentar la información para evitar que sea utilizada para sembrar odio y hostilidad.