La última vergüenza en el estadio del PSG: el partido ante el Lyon se para por cánticos homófobos de los ultras

19 de diciembre, 2024

Revelo.- Los ultras del PSG, conocidos por su papel predominante y excesivo en el día a día del club, volvieron a dar la nota en el partido de este domingo contra el Olympique de Lyon. A los pocos minutos del inicio de la segunda mitad, el árbitro se vio obligado a parar el partido por la repetición de cánticos homófobos provenientes del fondo de los radicales y hasta Achraf, capitán parisino, tuvo que acercarse a los hinchas para pedir que cesasen en sus gritos. El partido estuvo unos cinco minutos detenido y se reanudó.

La megafonía y los videomarcadores del Parque de los Príncipes apoyaron el protocolo y emitieron mensajes para exigir el fin del cántico discriminatorio «los lioneses son unas zorras», reproducido desde el primer tiempo. La Liga de Fútbol Profesional, conocedora del contexto, entiende que tiene tintes homófobos. En octubre, el Gobierno francés ya se plantó y pidió sanciones duras contra el PSG por cánticos homófobos en un duelo contra el Estraburgo. En aquel caso iban dirigidos al Olympique de Marsella, a sus aficionados y, de forma muy particular, al centrocampista Adrien Rabiot, formado en París y que ahora juega en el gran rival.

El resto del estadio respondió este domingo a los ultras con abucheos mientras Hakimi, que conversó durante unos 30 segundos con los líderes de la grada, aplacaba los ánimos para que el encuentro pudiese continuar. El equipo de Luis Enrique ya ganaba 2-1 gracias a los goles de Dembélé y Vitinha y remató el choque con un tanto de Gonçalo Ramos.

Una larga historia

Hasta su disolución, entre la afición radical del equipo parisino había dos facciones marcadas: Kop of Boulogne y Auteuil. La tensión entre ambos bandos fue creciendo y en 2010 se cruzó una línea de no retorno: antes de jugarse un Clásico contra el Marsella hubo una pelea violenta entre grupos y un ultra abonado al Boulogne, Yann Lorence, falleció tras recibir una paliza. Anteriormente hubo otros muertos en reyertas con otras aficiones. El club decidió dejar a los violentos fuera del estadio y empezó una purga que terminó con 13.000 expulsados.

Con el paso de los años se inició un acercamiento entre ultras, club y policía. A principios de la temporada 2016/17, bajo condiciones muy estrictas por parte del PSG, se permitió que volvieran parte de los aficionados. Fueron unos 150, que al cabo de un tiempo se incrementaron a 300. Una de las condiciones que firmó el colectivo ultra para volver al Parque de los Príncipes fue prometer que nunca se criticaría a la directiva, así como cuestiones geopolíticas vinculadas a Catar. El grupo sería apolítico, dejando atrás los extremismos del pasado, y tendría ojos solo para el balón. Hoy, y con sus lamentables cánticos, han incumplido de nuevo la promesa.