EFE.- Veintitrés militantes ultras, pertenecientes al hoy disuelto grupo Génération Identitaire, se sientan a partir de este lunes en el banquillo de los acusado del Tribunal Correccional de Marsella, en el sur de Francia, por el asalto a los locales de la ONG SOS Méditerranée, especializada en el salvamento de inmigrantes.
Los hechos tuvieron lugar en octubre de 2018 y provocaron daños morales a los trabajadores de la organización, dueña del barco Ocean Viking, que junto a otros han permitido, según sus cifras, salvar casi 37.000 vidas en aguas del Mediterráneo central.
Con gritos contra su labor, acusándoles de ser «traficantes de seres humanos», los ultras, especializados en acciones violentas y algunos de ellos ya condenados por hechos similares, entraron en los locales de la ONG y retuvieron allí a los humanitarios que trabajaban.
En la ventana, que da a una concurrida avenida de la ciudad, colocaron una pancarta de diez metros en la que se leía: «SOS Méditerranée cómplice del tráfico de seres humanos, lo vais a pasar mal».
Uno de los trabajadores de la ONG logró escapar y alertar a la policía, que desalojó los locales utilizando gases lacrimógenos.
Génération Identiter, grupúsculo de extrema derecha disuelto por las autoridades en 2021, ha reivindicado varias acciones de este tipo, aunque niegan haber usado la violencia.
Pero SOS Méditerranée sostiene que sus trabajadores siguen traumitizados por lo sufrido en aquella jornada y muchos de ellos estuvieron de baja médica durante varios días.
Los acusados afrontan delitos de «violencia en grupo» y «participación en una banda para preparar actos de violencia contra personas», penados con hasta cinco años de prisión y 75.000 euros de multa en un proceso previsto hasta el próximo día 19.