EFE.- La Audiencia de Barcelona ha condenado a siete años y cuatro meses de cárcel al hombre que en febrero de 2021 agredió en la calle a un padre y a su hijo menor, a uno de los cuales llegó a arrancar la falange de un dedo de un mordisco, al tiempo que les dirigía insultos racistas por su origen marroquí.
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En su sentencia, la sección séptima de la Audiencia de Barcelona condena a Alberto C. por dos delitos de lesiones, con la agravante de actuar bajo motivos racistas, y le obliga a indemnizar a las víctimas con casi 18.000 euros por los daños morales causados y las secuelas que arrastran, la pérdida de la falange de uno de ellos.
El tribunal, que condena al procesado a la misma condena que solicitaba la Fiscalía, da por probado que Alberto C., quien acumula varios antecedentes, abordó el 13 de febrero a un hombre de origen marroquí que caminaba junto a su hijo por la calle Nàpols de Badalona (Barcelona), tras salir de la peluquería.
Con la voluntad de «humillarlos o menospreciarlos por el origen racial de ambos», añade la sentencia, el procesado espetó a las víctimas varios improperios racistas como «vete a tu país» o «qué miras, moro de mierda».
Ante esos insultos, el padre agredido se acercó al acusado a pedirle explicaciones, a lo que este reaccionó propinándole varios puñetazos en la cabeza y dándole un mordisco en el dedo índice de la mano izquierda, hasta seccionarle la falange.
Posteriormente, el condenado propinó varios golpes en la cabeza y la cara al menor y emprendió la huida, hasta que fue alcanzado y retenido por agentes de una patrulla de la Guardia Urbana que acudió al lugar de los hechos.
A consecuencia de la agresión, se tuvo que amputar la falange del dedo al padre, de 56 años y que también sufrió una herida en la ceja de la que fue intervenido quirúrgicamente, mientras que el menor sufrió una contusión facial y una fractura en el metacarpo.
La sentencia aplica al procesado las agravantes de reincidencia, dado que cuenta con varias condenas por delitos de lesiones, y también de racismo, al entender que cometió las agresiones con una voluntad de discriminar a las víctimas por su origen.
En el juicio, celebrado el pasado mes de marzo, el procesado se acogió a su derecho a no declarar.