Europa se vuelve cada vez más diversa pero esa diversidad se acepta peor que hace unos años. Casi dos tercios de los ciudadanos comunitarios consideran que la discriminación por raza está generalizada y la mitad piensa lo mismo sobre el recelo basado en convicciones religiosas. Son datos de un Eurobarómetro divulgado este jueves que reflejan un deterioro en la tolerancia. Hace tres años, los porcentajes eran del 56% y del 39% respectivamente.
“Cuando se produce una crisis, las personas tienden a buscar a un culpable. La diversidad no debe ser nunca vista como una amenaza. Es nuestra responsabilidad común crear una sociedad inclusiva”, ha asegurado el vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans ante la prensa. Bruselas celebra hoy y mañana un seminario con representantes de las comunidades musulmana y judía, Gobiernos, ONG, empresas y otros representantes para tratar de combatir el discurso del odio.
“Los musulmanes y los gitanos son los grupos más sometidos al rechazo”, concluye el Eurobarómetro, aunque son el antisemitismo y la islamofobia los fenómenos más estudiados. Solo el 43% de los encuestados en el Eurobarómetro –con una muestra de 28.000 personas– aprobaría que un hijo adulto iniciara una relación con un musulmán. Más concluyentes son los datos respecto al antisemitismo,abordado monográficamente en un estudio que la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE publicó ayer. Uno de cada cuatro judíos entrevistados dice haber sufrido acoso en los últimos 12 meses. Y el 76% de los consultados cree que la situación se ha agravado en los últimos cinco años.
Los Estados disponen de herramientas para perseguir los delitos de racismo y xenofobia, pero dos obstáculos impiden avanzar. En primer lugar, las denuncias son poco frecuentes por miedo y por falta de confianza en que los poderes públicos remedien la situación. En segundo lugar, los Gobiernos se muestran remisos a aplicar las normas europeas. “Los Estados miembros están obligados a penalizar el discurso xenófobo. Pero solo 13 han aplicado correctamente el marco europeo a sus legislaciones”, ha alertado la comisaria de Justicia, Vera Jourová, en su comparecencia junto a Timmermans.
Desde finales de 2014, Bruselas tiene potestad para abrir procedimientos de infracción contra los países miembros si considera que no están aplicando bien estas normas. Jourová ha advertido de que está “supervisando la situación en los Estados” y ha avanzado que el Ejecutivo comunitario prepara también medidas para combatir la radicalización, entre otros lugares en las prisiones, donde prenden fácilmente los discursos extremistas.
Preservar la identidad
Hay otro dato del Eurobarómetro que ahonda en esos recelos que la población puede tener a intimar con musulmanes. Un 30% de los ciudadanos se sentiría molesto si sus hijos se casaran con un musulmán. Mientras, un 89% no tendría problemas si el matrimonio es con un católico. Rania Hafez, fundadora de Musulmanas por la Educación y profesora en la Universidad de Greenwich, apunta que esa reticencia no solo la tiene una mayoría de población europea con raíces cristianas. “También los musulmanes opinan en muchas ocasiones así. Fundamentalmente porque creen que así se preserva y mantiene la identidad”, dice Hafez, una de las participantes de las jornadas sobre religión, derechos humanos y secularismo que se ha celebrado este jueves en el Parlamento Europeo.
“Algunos identifican a todos los musulmanes con los movimientos islámicos más radicales, que en realidad son minoritarios. Eso no ocurre con los católicos, por ejemplo”, reflexiona Jon O’Brien, presidente de la organización Catholics for Choice, uno de los organizadores –junto a ILGA, la organización internacional de gays y lesbianas, por sus siglas en inglés- del evento.
Hafez incide en que los ataques a los musulmanes se han incrementado en los últimos años. Parte de la responsabilidad de ello, considera, la tienen los Gobiernos. “El Gobierno de David Cameron, en Reino Unido, por ejemplo, no cesa de culpabilizar a los musulmanes de equipararnos con terroristas. Eso llama al miedo, aumenta la islamofobia y el discurso de odio”, asegura.
La Agencia de Derechos Fundamentales ofrece datos precisos de delitos e incumplimientos ligados al antisemitismo. Las cifras de 2014 apuntan a 2.942 casos, aunque no todos los países recogen datos y el único que ofrece un volumen considerable es Alemania, con prácticamente la mitad de todos ellos (probablemente es el país más sensibilizado con este tipo de ofensas). Los casi 3.000 reportados el año pasado en toda la UE constituyen el segundo dato más abultado de la serie, que data de 2004. El récord se registró en 2009, coincidiendo con la operación israelí Plomo Fundido, que acabó con la vida de casi 1.400 palestinos. En 2014, el estudio destaca que la mayoría de casos se denunciaron en verano, a raíz de la última operación de Israel sobre Gaza.
También la belga Nadine Iarchy, consejera del Consejo Internacional de Mujeres Judías constata un avance del antisemitismo. “En un tiempo de crisis, cuando se desarrolla un sentimiento de debilidad y desprotección se buscan culpables y se pone en numerosas ocasiones en la diana en la minoría, también en la religiosa. Es hacer que el otro sea más débil que uno”, dice. Iarchy asegura que el conflicto entre Israel y Palestina y la percepción del problema en la Unión Europea ha incrementado el antisemitismo. Un problema diario, asegura, para muchos judíos.
El País Internacional