Más de 65 años después del Holocausto, la canciller alemana Angela Merkel inaugura el miércoles en Berlín el monumento en memoria de los gitanos víctimas de los nazis, mientras siguen enfrentando el racismo y la discriminación en muchos países europeos.
El monumento a los sintis y roms, situado ante el parlamento alemán, concebido por el artista israelí Dani Karavan, está constituido por un pozo que en el centro tiene una estela sobre la cual reposa cada día una flor recién cortada. Se encuentra a poca distancia del monumento funerario consagrado a las víctimas del Holocausto y del dedicado a los homosexuales asesinados por los nazis.
«Contrariamente a los judíos, que los nazis encontraban a través de su religión, los roms, en su mayor parte católicos, muchas veces no eran identificables con respecto a los otros ciudadanos», explicó Romani Rose, el presidente del Consejo Central Alemán de los sintis y roms.
Los «investigadores raciales» de la Alemania nazi registraron una serie de características y establecieron genealogías que llegaban a veces hasta el siglo XVI para encontrar a un «ancestro gitano», con la finalidad de enviar a los campos de concentración y exterminio a los «mestizos». En Auschwitz y Ravensbrück fueron utilizados para experimentos médicos.
La República Federal Alemana no reconoció oficialmente ese genocidio hasta 1982, con un gesto del canciller Helmut Schmidt. Y en 1997, el presidente Roman Herzog destacó por primera vez que tenía la misma motivación racista y fue perpetrado por los nazis con la misma resolución y la misma voluntad que el exterminio de los judíos.
Actualmente, 11 millones de roms viven en el continente europeo, siete millones de los cuales en la Unión Europea, en su mayoría en Europa central y del sudeste, Rumania, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia.
«El Holocausto partió de Alemania, pero también hubo Estados colaboradores, que participaron voluntariamente en la organización de ese crimen, y esos Estados también deben examinar su historia. Los alemanes lanzan una importante señal al inaugurar el monumento funerario del Holocausto de los roms (…) para que sea proscrito y condenado el racismo contra los rom, al igual que el antisemitismo», dijo Rose a la AFP.
«Los nazis no inventaron el antisemitismo, este existía ya, al igual que el racismo contra los roms. Ambos están profundamente enraizados en nuestras sociedades y pueden volver a la superficie en cualquier época. Estas dos minorías, la judía y la rom, siempre tuvieron la función de chivo emisario en Europa», añadió.
La mayor minoría étnica de Europa es también la más pobre, y continúa sufriendo a causa de la discriminación y el racismo. Rose denuncia no sólo su situación en Rumania -donde fueron liberados de la esclavitud en 1856-, en Bulgaria, Hungría y Eslovaquia, sino también en Francia e Italia.
La caída de la Cortina de Hierro en 1989 y la ampliación de la Unión Europea a Europa del este provocó la migración de algunos hacia el oeste más acomodado, y países como Francia e Italia aplicaron medidas de seguridad desmantelando campamentos considerados ilegales.
En Alemania viven actualmente unos 70.000 roms de nacionalidad alemana. «No son nómades y su familia a veces lleva 600 años instalada en nuestro país», señaló por su parte el historiador Wolfgang Wippermann de la Universidad Libre de Berlín.
«Los ataques contra los roms en los últimos tiempos están vinculados a que nuevamente somos tomados como chivos emisarios. En Europa del este existe un antisemitismo aterrador, de la misma manera que hay un racismo contra los roms. Nos consideran responsables de las debilidades de la economía, cuando son otras instituciones las responsables», sostuvo Rose.
La Vanguardia