elDiario.es.- Un hombre aceptó recientemente la pena de dos años de prisión por realizar más de 400 pintadas tipo grafitis con simbología nazi en diferentes fachadas de la localidad valenciana de Carcaixent entre 2017 y principios del año 2019. En algunas de ellas decía ‘Arriba España’, ‘España blanca’, ‘Nazis OI’, ‘Skins La Ribera’, ‘Cerdos comunistas’ o ‘Putos rojos’.
Dos semanas después del primer juicio, D. P., el autor confeso, se encontrará de nuevo inmerso en un proceso judicial. Según ha informado la asociación Festes Alternatives de Carcaixent, el grupo de vecinas que ya ejerció de acusación popular en el primer juicio, la justicia ha aceptado una nueva querella donde constan 203 pintadas más, aparecidas los últimos meses en la localidad, así como el vídeo donde se le pillaba infraganti realizando una esvástica acompañado de dos menores de edad.
La organización ciudadana viene trabajando los últimos seis años en varias acciones y ha señalado: “Después de la aparición de las primeras pintadas, se creó un manifiesto de denuncia y se procedió a limpiarlas. Ante la pasividad del Consistorio en general, solo la Concejalía de Memoria Democrática mostró interés para abordar el problema. Se instó en el Ayuntamiento a abordar este caso por vía judicial. Además, se insistió a reforzar la persecución policial de estos actos, iniciar un trabajo para mejorar la convivencia en los barrios y campañas en los centros educativos para evitar la normalización de estas acciones por parte de la ciudadanía. No pueden quedar como simples actos vandálicos mensajes cargados de odio y discriminación”.
Paralelamente, se llevó a cabo un trabajo ciudadano de concienciación y acción. Según la entidad denunciante, “gracias a la extensa participación de colectivos locales y la involucración de las asociaciones de familias de los centros educativos, se borraron alrededor de 700 pintadas”. Con la llegada de la pandemia, “este impulso popular se vio frenado de golpe debido a las restricciones de movimiento”. Al tiempo que iban desapareciendo las restricciones, “varias personas decidieron seguir organizadas para seguir tapando expresiones de odio”. Ante la lentitud del proceso judicial se han llevado a cabo “varias campañas de micromecenazgo que han servido para poder personarnos como acusación popular a la causa ya iniciada por Fiscalía y el Ayuntamiento”, explica la entidad.
Después del acuerdo entre todas las partes, D. P. fue condenado por un delito de daños continuados con agravante ideológica. La sentencia emitida por la Audiencia Provincial obliga al acusado a pagar una multa de 1.890 euros y 14.116 euros en concepto de responsabilidad civil por los daños ocasionados a mobiliario público y privado. También le impone una pena de dos años de prisión que podrá evitar siempre y cuando borre todas las pintadas, realice un curso de igualdad y no discriminación, lleve a cabo nueve meses de trabajos en beneficio de la comunidad y no vuelva a delinquir en los próximos tres años. “Desde la acusación popular”, ha indicado la asociación, a pesar de aceptar el acuerdo, lamentamos que este hecho no sea considerado delito de odio. Mensajes como ‘rojos a la cuneta’, ‘acabaréis como en el 36’, ‘LGTBI = SIDA’, ‘moros no’ o ‘Feminismo = cáncer’ generan un grave problema de convivencia“.
La asociación ha lamentado que “en un término municipal relativamente pequeño puedan aparecer más de 1.000 pintadas afectando espacios privados y sensibles como centros educativos y barrios de la localidad con total impunidad”. Algunas de ellas incluso están muy cerca del cuartel de la Guardia Civil y de la Policía Local: “No puede ser que la justicia tarde tantos años en poder juzgar un caso que genera tensión social y tiene el riesgo de derivar en actos violentos. No olvidemos que casos recientes como ‘Armagedón’ o ‘Pánzer’, con agresiones, amenazas o tenencia de armas, vinculados con la ultraderecha en el País Valenciano, quedaron libres de cargos. Por eso hay que celebrar esta primera pequeña victoria frente al fascismo y esperar mejores resultados en el nuevo juicio”, afirma la asociación denunciante. “Simbólicamente, durante unos días en el pueblo de Carcaixent ha habido más gente contenta que pintadas de odio”.