En el marco de la semana en contra de toda forma de discriminación racial, la red europea Stop Hate Crimes advierte a las Instituciones europeas de que la amenaza racista y la intolerancia criminal han alcanzado su grado más alto desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, lo que exige un cambio de actitud radical en la forma de abordar este grave problema que afecta a la seguridad y a la vida y la muerte de miles de nuestros conciudadanos europeos.
Los estragos generados por la crisis económica han propiciado el increíble ascenso de la formación “Amanecer Dorado” en Grecia. Su discurso supremacista, su nacionalismo excluyente, su exhibición permanente de violencia y odio, no han sido suficientes para evitar una presencia parlamentaria de 18 diputados. Bancos de sangre para griegos, hostigamiento permanente a inmigrantes y miembros de otras minorías, parecen ser compatibles con amplios grados de aceptación pública. De igual manera en Hungría, la organización neonazi Jobbik actúa de forma similar, sus diputados piden elaborar listas de judíos en ese país donde el exterminio antisemita alcanzó a 400.000 personas. Las experiencias griega y húngara se utilizan por formaciones similares para enquistarse en el sistema democrático con la única finalidad de destruirlo desde dentro y poner fin a los valores que impregnan la Europa que surge de los cimientos de la Segunda Guerra Mundial.
El discurso del odio fluye con una intensidad exponencial y la seguridad colectiva se ve resentida por la comisión de delitos de intolerancia contra colectivos vulnerables y contra quienes practican la resistencia democrática. Una Noche de los Cristales Rotos permanente se cierne sobre Europa, en muchos de sus rincones que tristemente ya se conocen como “non go areas”.
Además el discurso racista intoxica a formaciones políticas democráticas que pervierten sus valores a cambio de un puñado de votos.
Las instituciones europeas han avanzado en su nivel de comprensión de la amenaza. La campaña del Consejo de Europa “No Hate Speech Movement” es un ejemplo de ello, así como la reciente resolución del Parlamento Europeo sobre racismo y xenofobia, que se suma al clamor de expertos y responsables de seguridad que alertan de la amenaza terrorista que suponen los lobos solitarios “que quieren imitar a Anders Breivik”. Tras la matanza de Oslo han sido detenidos: uno en España que quería volar la Universidad de Palma de Mallorca y otro en Polonia que planeaba destruir el Parlamento.
Europa debe de recordar sus principios fundacionales y deslegitimar toda forma de racismo, intolerancia y totalitarismo, sino quiere repetir la historia del siglo XX. Estamos todos convocados a la acción.