Levante-emv/Alberto Muñoz.- Sabic, una reconocida empresa petroquímica, llevó a cabo una investigación interna tras la denuncia de un trabajador.
Llevaba más de 20 años trabajando en Sabic, una de las mayores petroquímicas del mundo, ejercía como «técnico de primera» en la fábrica de Cartagena (Murcia), y cobraba un sueldo que rozaba los 6.000 euros al mes, hasta que la empresa decidió despedirle por supuestamente «maltratar» a un compañero, al que llamaba «la maricona» y del que decía que era «un perro que no trabajaba». La empresa estimó que este empleado ejercía ‘bullying’ al otro trabajador por su orientación sexual.
«Eso se nota», declaró uno de los testigos citados por el Juzgado de lo Social número 1 de Cartagena durante el juicio para dilucidar si el despido, ejecutado el 4 de abril del año pasado después de la denuncia interna del trabajador acosado, fue procedente. En la sentencia, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, el juez confirma la legalidad del despido.
Durante mes y medio, justifican desde Sabic, se llevó a cabo una investigación para confirmar lo sucedido y para recopilar argumentos de la carta que envió a su «técnico de primera» para comunicarle su salida de la empresa por un «maltrato de palabra y una falta de respeto muy grave hacia un compañero».
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Los hechos que relata esa carta incluyen un momento a mediados de febrero de 2022 en el que el agresor entró en las oficinas de mantenimiento de la compañía y, dirigiéndose a las tres personas que allí se encontraban, supuestamente dijo: «En esta sala hay uno al que le gusta que le den por el culo, y no eres ni tú ni tú». La víctima, que no fue una de las señaladas, se limitó a guardar silencio «sintiéndose insultado y humillado’», según constató la empresa en su informe.
Un día después, en otra reunión en la que también estaban ambos, el acoso fue a más. «A ver si gobierna Vox y echan a todos los maricones, gays y lesbianas. Aquí solo queremos hombres y mujeres», dijo señalándole directamente. La víctima, «sumamente ofendida y humillada«, tuvo que abandonar la sala, y, ante la recriminación de los compañeros, el agresor se limitó a reírse.
Estos dos episodios corresponden al relato de la empresa, aunque la Justicia considera que «indudablemente cumple con las exigencias» de veracidad en cuanto a «descripción de los hechos, momento en que se produjeron y personas presentes».
Por su parte, Sabic, que defiende que corroboró los hechos por medio de una investigación interna, aseguró además que no se trataba de una conducta puntual, sino que es algo que los compañeros consideran que sucedía de forma recurrente y que había ido empeorando en los últimos tiempos.
Por ejemplo, una de las expresiones que recuerda uno de ellos que habría dicho el acusado fue: «Los maricones tendrían que estar colgados, no tienen que vivir».
Ante este «comportamiento, que supone un total menosprecio y humillación» y que, además, ha «dañado gravemente la imagen de Sabic», la empresa decidió aplicarle un despido disciplinario contra el que el «técnico de primera» decidió recurrir ante la justicia y contra el que ahora puede volver a hacerlo en forma de Suplicación ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Murcia.
Si se mantienen los términos recogidos en la sentencia del Juzgado de lo Social número 1 de Cartagena, y conforme al artículo 109 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, el agresor no tendrá derecho a indemnización ni a salarios de tramitación.
«Restar gravedad»
Ante todo esto, destaca la sentencia, la parte demandante intentó «restar gravedad a la conducta» del acusado alegando que lo que dijo no iba dirigido a la víctima, sino que eran unas valoraciones emitidas en el contexto de una discusión política sobre un intento de asalto a la valla de Melilla.
Los testigos reconocen que las «bromas de mal gusto» y las conversaciones sobre «inmigrantes», «putas», «gays y maricones» eran habituales en el entorno de trabajo dentro de un «tono jocoso», pero que lo que sucedía con la víctima era algo distinto por su orientación sexual. «Eso se nota», llegó a decir uno de ellos.
Los dos testigos presentados por Sabic describieron una conducta de «bullying» y de «humillaciones constantes» dentro de un entorno de trabajo que se había convertido en «insostenible» por la actitud de uno hacia con el otro.
Este periódico se ha puesto en contacto con la empresa para conocer su valoración de los hechos, pero ha declinado el ofrecimiento.