Testigos y vídeos evidencian la falta de atención médica a los migrantes devueltos en la tragedia de Melilla.

elDiario.es/Gabriela Sánchez.- La investigación preliminar del Defensor del Pueblo y los testimonios de los supervivientes apuntan a que los heridos que pisaron España y fueron devueltos en el momento no recibieron ayuda médica.


Aún no se ha aclarado si algunas de las muertes de la tragedia de Melilla tuvieron lugar en España o, como defiende el ministro del Interior, todo ocurrió en Marruecos. Descartada la comisión de investigación del Congreso, la cuestión está pendiente de aclarar a la espera de la difusión de las imágenes de Interior, pero más allá de dónde se produjo la tragedia, algunos vídeos de los hechos, la investigación preliminar del Defensor del Pueblo y los testimonios de los testigos recogidos por elDiario.es apuntan a la falta de asistencia sanitaria recibida por refugiados heridos que, después de saltar la totalidad de la valla y pisar España, fueron devueltos en caliente.


Una docena de supervivientes de la tragedia, entrevistados por elDiario.es en Marruecos la semana posterior a los hechos, aseguraron que la Guardia Civil o la Gendarmería marroquí devolvió desde suelo claramente español (después de sortear la segunda valla de de Melilla) a refugiados sudaneses heridos. Según el relato de los afectados o quienes lo vieron, algunos de ellos estaban inconscientes durante el retorno o fueron devueltos justo después de haber recuperado la consciencia, después de haber caído rendidos, algunos con sensación de asfixia, tras haber sobrevivido a la mortal avalancha en la que fallecieron al menos 23 compañeros (aunque las ONG elevan la cifra a 40 muertos y 60 desaparecidos).

Interior, como publicó entonces elDiario.es, negó que devolviese a ninguna persona herida, pero los testimonios de los testigos que denunciaban haber sido retornados sin recibir atención médica encajan ahora con el análisis de las imágenes oficiales difundido esta semana por el Defensor del Pueblo, así como con el relato realizado por los medios de comunicación (El País y la Cadena SER) que han tenido acceso a una gran parte de las imágenes.

Testimonio detallado

Nasser Abdebagui Abdallah, un sudanés de 20 años, es una de las personas que acabaron amontonadas unas sobre otras frente a la puerta cerrada del paso fronterizo de Barrio Chino que conecta Marruecos con España. Estuvo presente en la avalancha en la que se produjeron parte de las muertes, según su detallado testimonio: “Yo me asfixiaba, solo gritaba: ‘Abrid la puerta’. Pero al otro lado había un policía español que empezaba a echar spray [lacrimógeno]”.

“Caían granadas de sonido, balas de goma y gases. Todo en medio de una avalancha de personas en un espacio muy pequeño. Muchas personas intentaban empujar la puerta para abrirla”, contó el joven sudanés (según la interpretación disponible). Finalmente, la puerta se abrió después de que dos personas del grupo la rompiesen con una cizalla y un martillo. Nasser entró en España por un “hueco” que quedó tras romperse la alambrada. En ese momento, ya en suelo español, recibió una pedrada que no sabe con exactitud de dónde venía. Él piensa que fueron los marroquíes. Según el Defensor del Pueblo, tiraron piedras a la valla tanto guardias civiles como gendarmes alauíes. Al menos dos agentes españoles lanzaron piedras a lo alto de la alambrada, según detalla Ángel Gabilondo en el informe hecho público esta semana.

A pesar del golpe, cuenta que empezó a correr y, cuando ya sorteó con creces el cordón policial y se encontraba más alejado, en una zona de olivares ubicada a unos 100 metros del punto de la frontera donde tuvo lugar el salto, le frenó el paso un agente “escondido entre los árboles”.

“Yo entré corriendo mucho hacia un olivar. Vi que había un campo de fútbol, casas, y pensé que lo había conseguido. Veía a gente jugando al fútbol, ya estaba dentro. Pero de repente salió un guardia civil escondido y me pegó en el pecho con la porra”, dice Abdebagui. El sudanés venía de “sentir que se asfixiaba” en uno de los puntos más críticos del salto a la alambrada, donde según la versión oficial murieron algunas de las 23 personas fallecidas –según las ONG, fueron 37–. También estaba herido en la cabeza por la “pedrada de un policía marroquí” y, tras cruzar a España, fue rociado con gas lacrimógeno por parte de los agentes españoles, según su relato. La siguiente imagen, firmada por Javier Bernardo, de la agencia de noticias AP, prueba la entrada de Nasser Abdebagui Abdallah en territorio español.

Decenas de personas intentan sortear el cordón policial tras superar la valla de Melilla. Entre ellos está Nasser (en el centro, con el brazo a la altura de su cabeza, con sudadera negra y dibujo turquesa), quien ha sido devuelto a España. Javier Bernardo/AP
“Me salía sangre de la cabeza por la pedrada, estaba asfixiado porque iba corriendo, me habían echado spray en los ojos, no veía bien, me escocía y, de repente, el golpe de los españoles”, describe Abdebagui Abdallah. “Me dio con la porra una vez en el pecho y me caí. Fue solo una vez, pero fue muy fuerte. Después, puso su rodilla en mi cuello para esposarme con bridas y ya no recuerdo más. Me quedé inconsciente”. Este vídeo, grabado por el fotoperiodista Javier G. Angosto, muestra la devolución de dos personas que caminan a duras penas por la zona situada entre las dos vallas. Una de ellas es trasladada a rastras. Son custodiadas por un agente marroquí.

Los jóvenes llevaban días sin comer, porque las autoridades marroquíes habían prohibido a los comerciantes próximos la venta de comida a las personas de origen subsahariano en los alrededores de los montes donde suelen esconderse antes de intentar entrar en España, según recoge la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en un informe sobre la tragedia.

El joven sudanés cuenta haber recuperado el conocimiento poco a poco un tiempo después, pero dice que apenas se podía mover y se encontraba “aturdido”: “Me pusieron de lado, aparte, fueron a por más gente, porque entraban muchos”. Tiene el recuerdo de haber visto a personal sanitario que, creía, era de Cruz Roja. “No entendía qué dijo. Pero se acercaron a preguntar y la Guardia Civil les dijo algo y se fueron”. Cruz Roja solo pudo atender aquel día a personas que llegaron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrante (CETI) de Melilla, pues no pudieron sortear el perímetro del Instituto Armado, según explicaron fuentes de Cruz Roja a elDiario.es.

¿Dónde estaba la ambulancia?


El Defensor del Pueblo destaca su preocupación sobre la falta de asistencia sanitaria por parte de las autoridades españolas. Según el análisis de las imágenes oficiales realizado por el equipo de Ángel Gabilondo, a las 9:14 horas, se observa en la carretera una ambulancia parada a cierta distancia de los vehículos de la Guardia Civil. El vídeo, describe la institución, finaliza a las 9:15 horas y la ambulancia no interviene en ningún momento. En las imágenes captadas por el dron “tampoco se observa la intervención de la ambulancia”.

Interior asegura que el día de los hechos “se solicitó asistencia sanitaria al 112, acudiendo una ambulancia al lugar de los hechos, que permaneció a unos 100 metros de distancia sin poder aproximarse más por riesgo de ser alcanzados por los objetos y piedras que lanzaban los inmigrantes”. Según defienden las mismas fuentes, “dos suboficiales, uno de la ARS técnico en Soporte Vital Básico y otro de la Comandancia de Melilla, técnico en emergencias sanitarias, realizaron reconocimientos a varios subsaharianos constatando que se encontraban con buenas constantes vitales y sin lesiones aparentes”.

Abdebagui Abdallah fue devuelto por “dos agentes marroquíes”. “Estando así, llegó un gendarme. Tenía dos estrellas en el hombro. Vino, me cogió, intentó arrastrarme, pero no podía. Vinieron otros dos marroquíes y me llevaron a la puerta de Marruecos. Estaba tan mal que no me atrevía a escapar, perdí la esperanza”. Aquel 24 de junio, como revelaron las imágenes publicadas por Publico, miembros de la gendarmería del país vecino entraron en España –más allá de la alambrada– para colaborar con el dispositivo de seguridad español y devolver a refugiados y migrantes a su territorio.

Inconsciente tras la devolución

Una semana después de la tragedia, Mohamed aún tenía en el ojo una herida que le impedía abrirlo con normalidad. Él también fue devuelto por España. Cuando se encontró la avalancha formada junto a la puerta que daba acceso al lado español, él no esperó a que la gente pasara. Decidió escalar. Subió y descendió las dos alambradas.

“Durante este tiempo me dieron ‘balas’ de goma, en la cabeza, en los pies y en la espalda. Estaba agotado, había gases, me sentía casi desmayado. Los marroquíes ya me habían dado con piedras, muy fuerte. La herida de los ojos me la hicieron los marroquíes”, describió entonces el sudanés. Estaba frente a la valla de Melilla, ya en suelo español cuando se desplomó sin llegar a perder el conocimiento. “Caigo al suelo, los policías españoles me pusieron bridas, los brazos en la espalda. Éramos como diez, sentados con las manos en la espalda y nos entregaron a los marrquíes”.

Tras la devolución, se quedó inconsciente. “Cuando llegué a la parte de Marruecos me golpearon dos o tres veces más. En la espalda y en la cabeza, por haber pasado a España. Y ahí perdí el conocimiento”, asegura. Fue trasladado al patio del paso fronterizo donde las imágenes muestran decenas de cuerpos amontonados.

Nurdin también estaba herido en el ojo, también sangraba y tampoco le atendieron en territorio español. “Me amontoné en la puerta esperando que la abriera y me dieron un golpe en el ojo. Me quité la camiseta y me vendé el ojo con ella, me dolía mucho, y decidí seguir hacia adelante. Me dieron con una bala de goma”, cuenta el superviviente de la tragedia. Sorteó todas las puertas pero, al llegar a suelo español, se quedó en el espacio situado entre la valla y un quitamiedos. Allí los agentes hicieron un cordón policial y trataban de contener a cientos de migrantes que ya estaban en España. “En ese momento estábamos parados y los marroquíes pegaban a quienes estaban en la puerta y les tiraban de la camiseta hacia atrás. La policía de Marruecos estaba en España, nos pegaban en territorio español”.

Aunque ahora Interior niega que la actuación policial del día 24 de junio en Melilla fuese un operativo conjunto de ambos países, los supervivientes describen la coordinación de ambos cuerpos de seguridad en suelo español: “Los marroquíes ayudaban a los españoles a devolvernos. Los españoles nos esposaban y el marroquí venia a España y nos llevaba al otro lado”.

“Yo intenté avanzar, pero me cogieron me pegaron con la porra en el pecho, me esposaron las manos y me pidieron que me tumbara en el suelo, de rodillas mirando al suelo”, dijo el joven. “Dos policías españoles me cogieron y me llevaron a la puerta, los marroquíes me devolvieron”. Su ojo sangraba, según su testimonio, pero no fue asistido por personal sanitario: “La Guardia Civil vio mi ojo, pero entró a España gente peor que yo, más herida, y también los devolvieron”.

Esta cuestión no podrá se investigada por el el Congreso, ni tampoco las muchas preguntas que quedan por resolver. El PSOE, PP, Vox y Ciudadanos han impedido que el Pleno debata la creación de una comisión al respecto, tal y como habían solicitado Unidas Podemos y los aliados parlamentarios habituales de la coalición que gobierna.