El Periódico.- «No valen excusas, las federaciones deben establecer protocolos para erradicar la LGTBI-fobia», reclaman desde el Observatori contra l’Homofòbia.
Lo que para ellos no fue más que un comentario jocoso –«espero que me respeten: soy gay», escribió Iker Casillas junto a un ‘hashtag’ típico suyo en el que deseaba un feliz domingo a sus seguidores-, para la comunidad LGTBI+ y un amplio consenso de la ciudadanía se trata en realidad de «un ejemplo más de la frivolización de la violencia homofóbica que se vive en el fútbol», afirma Eugeni Rodríguez, presidente del Observatori contra l’Homofòbia. Con estas palabras, el veterano activista censura tanto el tuit del exjugador -que luego dijo haber sido ‘hackeado’ y recuperado su cuenta rápidamente, cuando el protocolo tarda como mínimo 24 horas- como los comentarios presuntamente jocosos que provocó en compañeros como Carles Puyol -«es hora de que contemos lo nuestro, Iker»- o Marc Bartra, que dijo «ya era hora, amigo». «No valen excusas, las federaciones tienen que trabajar y establecer protocolos rigurosos para erradicar la LGTBI-fobia en este deporte», añade Rodríguez.
No sé de qué os quejáis, si os podéis casar, tener una familia, tantos derechos. Pues no sé… ¿Demasiado pedir que en 2022 nuestra sexualidad y afectos no se consideren una burla, mofa o curiosidad extraña? Pregunto. pic.twitter.com/ltp7lvMKNq— Cristian Carrer (@carrer_cristian) 9 de octubre de 2022
«Reducto machista»
Coincide en el diagnóstico el sociólogo e investigador en masculinidades alternativas Paco Abril, quien asegura que, simplemente por estadística, en el fútbol debería haber más jugadores gais -apenas nueve en toda la historia se han declarado abiertamente homosexuales-, pero que si no ‘salen del armario’ es porque, junto a la homofobia, se trata de «un reducto machista que con el tiempo seguramente caerá». «La masculinidad tradicional se construye por oposición a la variedad sexual, nos dicen que un ‘hombre de verdad’ se tiene que alejar de todo aquello que no se pueda calificar de viril», afirma el sociólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La homosexualidad, perseguida en Qatar
Por su parte, el presidente del Observatori Contra l’Homofòbia también extiende la crítica a actitudes que se detectan más allá del mundo del futbol. «Las manifestaciones de odio trascienden al deporte en general», afirma Rodríguez, al tiempo que condena la relación que las altas instituciones futbolísticas mantienen con países como Qatar, donde se celebrará el próximo mundial y en el que la homosexualidad está prohibida y puede implicar tres años de cárcel. «Blanquear estados con políticas homofóbicas no va a resolver nada, es infame», añade.
En cuanto a cánticos homofóbicos, uno de los últimos casos en los que la FIFA tomó medidas había sido protagonizado por la afición argentina en un partido ante Brasil, por el que la Asociación de Fútbol Argentino debió pagar una multa. La FIFA también ha sancionado a las federaciones de Chile, México, Rusia o Panamá en los últimos tiempos.Temas