El Tribunal Constitucional (TC) alemán ha dado comienzo este martes a la primera vista oral del proceso de inconstitucionalidad abierto por el Bundesrat (Cámara alta) contra el Partido Nacionaldemocrático de Alemania, (NPD) formación de tendencia neonazi que órganos del Estado ya intentaron prohibir sin éxito en 2003.
El NPD cuenta con alrededor de 5.200 militantes en todo el país y en las últimas elecciones generales, celebradas en 2013 obtuvo el 1,3 por ciento de los votos, muy por debajo del 5 por ciento que establece la ley para acceder al Bundestag (Cámara baja).
En los más de 250 folios que sustentan la demanda ante el TC, el Bundesrat argumenta sin embargo que el NPD, presente únicamente en el parlamento regional de Mecklemburgo-Antepomerania por lo que recibe 1,4 millones de euros al año del Estado, supone una seria amenaza el orden democrático alemán.
La última vez que en Alemania se prohibió un partido político fue en 1956. Se trató del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), de Adolf Hitler.
Los primeros ministros de cuatro de los dieciséis estados federados que integran la cámara de representación territorial que es el Bundesrat y varios ministros regionales de Interior han acudido a la vista, precedida de la gran expectación que rodea el proceso y del anuncio del abogado del NPD, Peter Richter, de que «habrá algunas bombas- sorpresas» que podrían dinamitarlo.
Si Richter, con fama de brillante jurista, no va de farol, las sorpresas que vaticina soltar a lo largo de los tres días que durará la serie de vistas orales inaugurada hoy, sólo pueden ir en una dirección, demostrar que el material incriminatorio está viciado.
Se reproduciría así el bochornoso escenario de 2003, cuando los magistrados del TC se vieron obligados a parar un proceso similar tras demostrarse durante el juicio que parte del material aportado provenía de informantes pagados por los servicios secretos (BNV). En total once de los veinte lideres del NPD seguían ese doble juego.
El Gobierno se desvincula para evitar otra humillación
Previo a este segundo intento de prohibir el NDP, los ministros de Interior de los laender dicen haberse asegurado de que las pruebas que presentarán contra esta formación no están contaminadas ni han sido inducidas, es decir proceden de «topos». En la querella se afirma que todos los «informantes», que nunca fueron identificados por razones de seguridad, han sido presuntamente retirados.
Aún así, y a diferencia de la primera querella, el Bundestag (Cámara baja) y el Gobierno no se han sumado a la querella, lo que no es un buen augurio para el proceso. Tal vez para evitar una humillación como la de 2003 y que de repetirse haría prácticamente imposible un tercer intento.
El detonante para prohibir el NPD, que pese a su ideología neonazi carece de fuerza e implantación para ser calificado de amenaza al orden constitucional, fue el descubrimiento del autodenominado Resistencia Nacionalista (NSU), grupo terrorista nazi integrado por tres personas. Dos se suicidaron, la tercera se entregó voluntariamente a la policía y está siendo juzgada en Múnich.
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