Marine Le Pen se ha librado este martes de una condena por incitación al odio tras haber comparado en el 2010 los rezos de los musulmanes en las calles francesas con la ocupación nazi. El tribunal correccional de Lyón ha absuelto a la presidenta del Frente Nacional siguiendo la línea de la Fiscalía, que había argumentado que, por muy polémicas que fueran, sus palabras se enmarcaban en el ejercicio de la libertad de expresión.
Le Pen había comparecido ante el tribunal el pasado 20 de octubre a raíz de una denuncia interpuesta por varias asociaciones de lucha contra el racismo personadas en el caso como acusación particular. Sin embargo, este martes la dirigente ultraderechista, recién derrotada en las elecciones regionales, no se desplazó hasta la ciudad del sur de Francia y estuvo representada por su abogado, David Dassa Le Deist.
Los hechos juzgados se remontan a diciembre del 2010, cuando Marine Le Pen hacía campaña para sustituir a su padre, Jean-Marie Le Pen, en la presidencia del Frente Nacional y había iniciado su estrategia para cambiar la imagen del partido xenófobo y antisemita.
“Lo siento, pero a los que tanto les gusta hablar de la segunda guerra mundial, podríamos hablar, porque esto es una ocupación de un territorio”, había lanzado entre los aplausos de los militantes. “Es una ocupación de partes del territorio, de barrios en los que se aplica la ley religiosa. Es verdad que no hay tanques, ni soldados, pero de todas maneras es una ocupación que pesa sobre los habitantes”, había añadido.
MOTIVO DE PREOCUPACIÓN
El tribunal debía determinar si el discurso de Marine Le Pen era constitutivo de un delito de “provocación a la discriminación o el odio hacia un grupo de personas debido a su pertenencia religiosa”.
Le Pen, además de acusar al Gobierno de estar detrás de un juicio que se celebraba seis semanas antes de los comicios regionales, aseguró que lo único que había hecho era mencionar un motivo de preocupación de los franceses y no remontarse a unos hechos históricos ocurridos setenta años atrás.
IMPONER UNA LEY RELIGIOSA
Amparándose en la prohibición francesa de rezar en el espacio público, la dirigente ultraderechista dijo también que las oraciones en la calle eran ilegales porque, a su juicio, imponían una ley religiosa. “Estoy en mi derecho, como responsable política, de hablar de un tema fundamental. Es incluso una obligación”, había alegado.
Por su parte, el fiscal Bernard Reynaud consideró que la acusada, al denunciar esta situación, “imputable no al conjunto de la comunidad musulmana sino a una minoría”, no hacía más que ejercer “su derecho a la libertad de expresión” y solicitó la absolución.
ACUSACIÓN CIVIL
Cuatro asociaciones -la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo, el Colectivo contra la Islamofobia en Francia, el Movimiento contra el Racismo y la Liga judicial de defensa de los musulmanes- se habían personado como acusación civil.
Hasta ahora, Marine Le Pen había tenido que enfrentarse a algunas denuncias por difamación, pero nunca antes por incitación al odio, a diferencia de su padre, condenado varias veces por haber dicho, entre otras cosas, que las cámaras de gas habían sido “un detalle” de la Historia.
El Periódico