La placa conmemorativa de la primera quema de libros tras la anexión de Austria por el régimen nazi fue objeto de un acto vandálico que la dejó irreversiblemente dañada, al aplicar sobre ella una sustancia similar al alquitrán, según afirmó en declaraciones a AP, el portavoz de la policía Michael Rausch.
Este acto vandálico es especialmente significativo e insultante para las víctimas del Holocausto, ya que marcó su comienzo. De hecho la leyenda que podía leerse desde el año 2011 en que fue expuesta al público citaba una frase del poeta alemán Heinrich Heine (1797-1856): “Esto es solo el preludio – se empieza quemando libros y se acaba quemando personas”.
Este incidente no es un hecho aislado, en los dos últimos años ha habido un incremento de actos vandálicos de similar naturaleza perpetrados por grupos neonazis. Hasta 60 placas que contenían los nombres de víctimas judías asesinadas por los nazis han sido destruidas.
El mes pasado dos individuos de edades comprendidas entre los 21 y 22 años fueron condenados a 4 y 5 años de prisión por vandalismo contra símbolos de la memoria del Holocausto. Sin embargo, otros incidentes siguen sin resolverse.
En enero de 2014, apareció la pintada de una estrella de David amarilla en la fachada de la sinagoga de la ciudad. Asimismo, un monumento de cristal dedicado a la memoria de las 500 personas asesinadas por tener alguna discapacidad mental, fue literalmente hecho pedazos. En ese mismo mes, las letras KZ, siglas en Alemán de Konzentrationslager (campo de concentración) aparecieron pintadas en el muro de un centro de acogida para gente sin hogar. El campo de concentración de Mauthausen fue también objeto de pintadas nazis.
El pasado lunes, el movimiento Pegida realizó su primera manifestación en Viena en la que pudieron verse un grupo numeroso de neonazis con el brazo en alto y gritando “Sieg Heil”.