La ciudad de Málaga expresa su adhesión incondicional al valor de la Tolerancia como principio rector del comportamiento cívico de su ciudadanía y del quehacer institucional de sus responsables públicos, y lo hace este día 16 de noviembre que la UNESCO declaró Día Internacional de la Tolerancia con el objetivo de erradicar cualquier tentación de criminalizar o estigmatizar a seres humanos por ser quién son, por ser lo qué son.
La tolerancia es un valor que emana de los principios de la ilustración que dieron lugar a la primera declaración de derechos humanos y creó las bases del pensamiento que subyace en nuestros principios constitucionales. Tolerancia no significa “aceptar lo molesto”, o dar lecciones desde una posición jeráquica más elevada. La propia UNESCO lo define a la perfección como el respeto y el aprecio de la rica diversidad humana.
Por eso, la ciudad asume que el valor de la tolerancia es oxigeno democrático contra toda forma de odio, ya sea racista, antisemita, islamófobo, xenófobo, homófobo, o de cualquier índole que deshumanice personas y las convierta en “extranjeros”. En el sentido que le daba Primo Levi, en su trilogía sobre Auschwitz. El extranjero como sinónimo de diferente. Decía Levi a los pocos meses de ser liberado del campo de exterminio que todo sistema político que sistematiza el rechazo al “extranjero”, “diferente”, inexorablemente pone en marcha el proceso que culminará en los campos de concentración.
De ahí la importancia de “apreciar la diversidad”, de superar una actitud condescendiente o paternalista con la diferencia y consolidar el aprecio como un elemento enriquecedor del valor fundamental de la democracia. Y Málaga puede sentirse orgullosa de su fisonomía humana, tanto en sus órigenes como en su microcosmos universal de gentes provenientes de todos los rincones del planeta. Málaga es laica, Málaga es Cristiana, Málaga es Judía, Málaga es Musulmana, Málaga es adoradora de la Diosa Razón, es asiática, europea, africana, americana. Porque estar en Málaga es ser de Málaga, y Málaga es lo que es cada una de las personas que la construyen día a día con su trabajo, su compromiso y su ilusión por hacerla más justa, más habitable, más hermosa.
Como responsables públicos somos conscientes de que nuestro trabajo consiste en hacer que los derechos humanos y fundamentales que recoge nuestro ordenamiento constitucional sean una realidad para toda la ciudadanía, así como proteger la dignidad de la persona frente a cualquier zarpazo del odio y de la intolerancia