22 de noviembre, 2024
HOLA.- El deporte es una de las actividades que más beneficios aportan a los niños y a los adolescentes. En lo que respecta a la salud, es evidente, pero también juega un papel muy destacado para favorecer su bienestar emocional. ¿Por qué no darles la oportunidad de practicar alguna actividad deportiva a menores con algún tipo de discapacidad o con necesidades especiales? Los beneficios del deporte para estos niños son mayores aún, si cabe.
Conscientes de ello, “en los últimos años, el compromiso de organizaciones y federaciones deportivas para crear espacios y actividades más inclusivas y accesibles ha crecido significativamente”, tal y como apunta Javier Pérez Tejero, director de la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo (CEDI). “Deportes como el tiro con arco, el bádminton, la esgrima y el hockey son algunos de los deportes que han trabajado para alcanzar la inclusión”.
Estos deportes inclusivos aportan beneficios significativos a los niños del equipo que no presentan ninguna discapacidad, al ofrecerles una oportunidad única de concienciación y aprendizaje
¿Cuáles son los más recomendables para niños y adolescentes con alguna discapacidad?
También es importante saber qué deporte elegir o las opciones a dar a los menores con discapacidad, teniendo en cuenta tanto sus limitaciones como sus fortalezas. En general, “los deportes más recomendables para niños y adolescentes con alguna discapacidad son todos aquellos en los que las diferencias individuales no son una barrera para la participación”, explica Tejero.
El experto destaca el baloncesto en silla de ruedas como una de las prácticas deportivas más adecuadas para fomentar la inclusión, puesto que en él todos los jugadores compiten en silla de ruedas, independientemente de que la necesiten o no. “Esto equilibra las diferencias físicas, enfocando la competencia en las habilidades técnicas, la estrategia y el trabajo en equipo, mientras se fomenta la igualdad y la colaboración”.
Pero no es el único; hay otros deportes que, de una forma u otra, permiten una verdadera inclusión. Javier Pérez Tejero señala los siguientes:
- La natación. Tiene una gran capacidad de adaptarse a diferentes necesidades. “En esta disciplina, cuando se compite de manera inclusiva, los nadadores compiten contra el récord del mundo de su categoría, tenga o no discapacidad, teniendo cada persona una marca diferente a la que enfrentarse”.
- El atletismo. “Ofrece una amplia variedad de pruebas, como carreras, lanzamientos y saltos, que son accesibles para personas con discapacidad física, sensorial o intelectual”. Los deportistas pueden utilizar ayudas técnicas como prótesis, sillas de ruedas o guías, mientras que los atletas sin discapacidad participan bajo las reglas convencionales.
- El tenis de mesa. Dado que puede practicarse tanto de pie como en silla de ruedas, este deporte “es ideal para niños y adolescentes con discapacidad física o intelectual”, asegura el director de CEDI. “En modalidades inclusivas, como las desarrolladas en los II Juegos Inclusivos, en cada encuentro hay un partido de dobles donde cada pareja está formada por un jugador en silla de ruedas y otro sin discapacidad”.
- El tiro con arco. Se adapta fácilmente con técnicas y equipamiento diseñado para diversas habilidades físicas, lo que perme la participación equitativa de personas con y sin discapacidad.
- El bádminton. Este deporte, al practicarse tanto individualmente como en parejas, “favorece la interacción entre jugadores de distintos niveles y habilidades”, de manera que fomenta el trabajo conjunto.
- La esgrima. Para Pérez Tejero, esta práctica deportiva es perfecta para fomentar la participación de niños y niñas con discapacidad, puesto que cuenta, además, con modalidades inclusivas como la esgrima en silla de ruedas y la esgrima a ciegas.
- El hockey. “Destaca como un deporte de equipo que fomenta la igualdad y la colaboración, siendo especialmente popular en entornos escolares por su naturaleza mixta”.
La inclusión no solo debe tener en cuenta a menores con discapacidad física o intelectual, sino también a aquellos con necesidades especiales que, por un motivo u otro, tengan ciertas dificultades para socializar o para relacionarse con sus iguales. “Para estos niños y adolescentes, los más indicados son los deportes en equipo o aquellos que impliquen mucha interacción, ya que promueven habilidades sociales esenciales como la comunicación, la colaboración y la empatía”.
El experto considera que los deportes perfectos para estos menores son el bádminton, el tenis de mesa en su modalidad de dobles, el hockey o el voleibol porque requieren trabajo conjunto, y esto fomenta la creación de vínculos entre los jugadores mientras trabajan hacia un objetivo común.
“Además, deportes con reglas claras como la esgrima o el baloncesto ayudan a desarrollar el respeto por los demás, la tolerancia y la gestión de conflictos en un entorno seguro y estructurado”, añade. “Por otro lado, actividades con menos presión competitiva son perfectas para romper barreras sociales. Al participar en estos deportes, los niños pueden mejorar su autoestima, ganar confianza en sus interacciones y aprender a manejar situaciones sociales”.
Los deportes más recomendables para niños y adolescentes con alguna discapacidad son todos aquellos en los que las diferencias individuales no son una barrera para la participación
¿Favorece el deporte inclusivo a los menores sin discapacidad ni ningún tipo de necesidad especial?
Javier Perez Tejero es muy claro al respecto, pues ve que el deporte inclusivo aporta beneficios significativos también a los niños y a los adolescentes que no tienen ninguna discapacidad física ni intelectual y que tampoco presentan necesidades especiales. A ellos les aporta una oportunidad única de concienciación y aprendizaje, según nos dice.
“La convivencia y la interacción directa con compañeros con discapacidad fomentan la empatía y el respeto, permitiéndoles comprender mejor las realidades y los desafíos que enfrentan los demás. Al romper barreras sociales y desmitificar las discapacidades, estos deportes ayudan a crear una generación más abierta, tolerante y solidaria”.