15 de octubre, 2024
Público.- La ciudad de Barcelona ha rendido homenaje este domingo a Sonia Rescalvo, la transexual asesinada por un grupo de neonazis el 6 de octubre de 1991 en el parque de la Ciutadella de Barcelona, lugar donde residía y donde se ha hecho este reconocimiento. El acto se ha celebrado en la glorieta del parque donde halló la muerte, que desde 2013 lleva su nombre, coincidiendo con la conmemoración del 30º aniversario de la sentencia condenatoria de su asesinato. Una resolución judicial que marcó un precedente en la justicia española ya que hasta ese momento no existía la figura penal de los delitos de odio.
El acto, organizado por el Consell Municipal LGTBI junto con las entidades FAGC, ACATHI, Veus Trans, Stop, GAG y Encara en Acció, ha contado con actuaciones musicales y actividades de visibilidad y sensibilización del colectivo, además de lazos de colores y pequeños mensajes trans positivos. Asimismo, se ha habilitado un espacio donde la ciudadanía ha podido registrar mensajes de vídeo con palabras dirigidas a Sonia.
Lucha por la libertad
El comisionado de Políticas de Infancia, Adolescencia, Juventud y LGTBI, Javier Rodríguez, ha destacado que este acto conmemora a Rescalvo, pero también al «símbolo de la lucha por la libertad» en el que se ha convertido con su muerte. «Sin saberlo, Sonia abrió camino para que hoy las instituciones y los movimientos sociales trabajen juntos para erradicar los delitos de odio», ha dicho Rodríguez durante el homenaje, que ha presentado la actriz y cómica no binaria y activista por los derechos de las personas trans Vidda Priego.
Sonia Rescalvo Zafra había nacido en Cuenca, en 1956 y, en su juventud, se había trasladado , donde se integró en el mundo artístico del Paral•lel en el Teatre Arnau. Ahí trabajó muchos años como vedete, pero cuando llegó la crisis del espectáculo de variedades, se quedó sin empleo y tuvo que trasladarse al parque de la Ciutadella, donde vivía y ejercía la prostitución.
Aquella madrugada del 6 de octubre de 1991 fue brutalmente asesinada por un grupo de neonazis en la glorieta de ese parque mientras dormía con su amiga Doris, que también fue atacada, así como a una persona sin hogar que perdió la visión. En el momento del crimen no existía la figura penal de los delitos de odio y el hecho de que fuese denunciado por entidades LGTBI y que los asesinos fueran condenados marcó un precedente para acabar con la impunidad de los crímenes contra personas del colectivo LGTBIQ+.