Periódico España.- El grupo neonazi Combat 18 que el pasado martes desarticularon Mossos d’Esquadra y Policía Nacional tenía como objetivo atacar mezquitas, a la comunidad judía y a los grupos antifascistas, aunque todavía no habían desarrollado planes concretos. De hecho, se encontraban en fase de creación y expansión. «No había un objetivo concreto sobre el cual actuar pero sí tenían estas prioridades genéricas», ha explicado este jueves David Sánchez, intendente de la Comisaría General de Información de los Mossos d’Esquadra.
Los agentes han seguido a este grupo durante 22 meses, pero han decidido actuar ahora pora atajar la propaganda que emitían. «Vimos que incrementaron la captación a personas vulnerables que les podrían haber arrastrado», ha seguido Sánchez.
Por el momento, el operativo Dracarys cuenta con 16 detenidos que crearon una filial española del grupo Combat 18, una organización ilegalizada desde 2010 en España. Este jueves, el juez que investiga el caso les ha dejado a todos en libertad.
Combat 18 actúa como brazo armado de Blood and Honour, ligada al supremacismo blanco. «Creen que la raza blanca está siendo amenazada y a partir de este dogma justifican la violencia», ha subrayado Sánchez. El grupo no tiene un liderazgo internacional, sino que trabaja sobre la idea de que cualquiera que comparta sus tesis puede ejercer violencia contra políticos, oenegés que ayudan a migrantes, personas con discapacidad, musulmanes, judíos o personas del colectivo LGTBI.
Alertas en 2022
En el caso del grupo que se estaba creando en Cataluña, las alertas saltaron a principios de 2022 con el patrullaje virtual que suelen hacer los agentes que trabajan en la comisaría general de información. «Es habitual encontrar perfiles que muestran simpatía con esta ideología pero por primera vez vimos que habían creado una delegación de Combat 18 en España, y que sus integrantes tenían relación entre ellos con bastante afinidad», ha detallado Sánchez.
Han sido casi de dos años de seguimiento de este grupo, que tenía la base principal en Cataluña. «Había múltiples reuniones de coordinación y estructuración del grupo, que contaba con una estructura claramente jerarquizada», ha dicho el intendente. Así, tenían un presidente, un tesorero y un jefe de armas, el responsable de disciplinar al resto de miembros del grupo.
El caso pasó a manos del juzgado número tres de Manresa porque uno de los principales impulsores del grupo vivía en esa zona. «Tenemos carga probatoria suficiente para demostrar que son una organización criminal«, ha dicho el inspector.
Evitar más radicalización
Los 11 detenidos en Cataluña eran el núcleo duro del grupo, que incluso mantenían encuentros presenciales para tomar decisiones. Hay cinco detenidos en Madrid, Málaga, Lugo y Toledo que solo tenían contacto virtual con ellos, y que llegaron posteriormente. «Estamos hablando de personas ya radicalizadas, de 29 a 49 años. Tienen antecedentes por delitos de odio o por situaciones compatibles que nos hacen entender que su proceso de radicalización ya estaba completado», ha abundado Sánchez.
En los últimos meses, el grupo había aumentado su propaganda a través de las redes sociales para captar nuevos miembros. «Si hubieran entrado nuevos miembros jóvenes les estaríamos permitiendo ejercer de polo de atracción y de oportunidad. No queríamos que consiguieran la captación de jóvenes al final de la adolescencia», ha destacado Sánchez.
A día de hoy, el grupo aún no había llegado a planificar un ataque y a marcarse un objetivo concreto, aunque sí que habrían manifestado su voluntad prioritaria de actuar contra mezquitas, intereses judíos y grupos antifascistas. «De forma abstracta y genérica, no había peligro real contra la ciudadanía», ha puntualizado Sánchez.
El caso pasó a manos del juzgado número tres de Manresa porque uno de los principales impulsores del grupo vivía en esa zona. «Tenemos carga probatoria suficiente para demostrar que son una organización criminal«, ha dicho el inspector.
Evitar más radicalización
Los 11 detenidos en Cataluña eran el núcleo duro del grupo, que incluso mantenían encuentros presenciales para tomar decisiones. Hay cinco detenidos en Madrid, Málaga, Lugo y Toledo que solo tenían contacto virtual con ellos, y que llegaron posteriormente. «Estamos hablando de personas ya radicalizadas, de 29 a 49 años. Tienen antecedentes por delitos de odio o por situaciones compatibles que nos hacen entender que su proceso de radicalización ya estaba completado», ha abundado Sánchez.
En los últimos meses, el grupo había aumentado su propaganda a través de las redes sociales para captar nuevos miembros. «Si hubieran entrado nuevos miembros jóvenes les estaríamos permitiendo ejercer de polo de atracción y de oportunidad. No queríamos que consiguieran la captación de jóvenes al final de la adolescencia», ha destacado Sánchez.
A día de hoy, el grupo aún no había llegado a planificar un ataque y a marcarse un objetivo concreto, aunque sí que habrían manifestado su voluntad prioritaria de actuar contra mezquitas, intereses judíos y grupos antifascistas. «De forma abstracta y genérica, no había peligro real contra la ciudadanía», ha puntualizado Sánchez.